La luz del sol ilumina el lago Lleu Lleu.
La bruma matinal se fragmenta en un contrapunto de chucaos, queltehues, churrines, garzas o rayaditos que marcan su territorio en la Cordillera de Nahuelbuta.
Sus voces resuenan en la cuenca que como una enorme caja de resonancia las contiene y multiplica, recreando incensantemente un milenario sistema acústico en el que cada voz se sitúa en un rango específico del espectro audible.
Una armonía de siglos. Un territorrio acústico que resiste el pa(e)so de la historia.